En estos días, en los que los medios de comunicación nos inundan de estridentes cantos de cigarra, (chicharra se decía por estas tierras en mi juventud), me vienen a la cabeza los versos de un poeta amigo, que guió mis pasos para la difícil tarea de ser persona, Antonio López Baeza, de verso lirico, culto y al tiempo llano, con un poso franciscano (porque aunque él no fuera franciscano, su vida siempre siguió el camino de los principios del de Asís), pacífico y que huele a frutales de Archena, en el corazón de nuestra huerta murciana. Como dice el poema…¡¡Qué larga siesta!!…qué larga.
Da doble luz a tu verso
para leído de frente
y al sesgo.
A. Machado

QUE NO ME DIGAN A MÍ
¡Que no me digan a mí
que el canto de la cigarra
no es bueno para dormir!
(Popular español, escuchado
cuando niño, de labios de
mi madre)

¡CUÁNTA cigarra cantando
bajo este tórrido sol
del «tú, obedeces; yo, mando.
Que aquí no hay otra razón»!
Qué larga siesta. ¡Qué larga
si no rompemos el cerco
monorrítmico
de numánticas cigarras…!
¿Quién se atreverá a salir,
mostrando su gallardía
de pueblo, que mal se fía
de este monótono canto…?
Que hay mil relevos de sol
para que la siesta venza
el vuelo del corazón.
¡Cuánta cigarra pagada
con oro de falso sol…!
… Que no me digan a mí,
que no ha de llegar la hora
que el huero rabel reviente,
y cese tanto dormir…
¡Que no me digan a mí!

Antonio López Baeza, Luz en el tiempo (1973)

Sobre los textos y el poeta:
,Antonio López Baeza al que conocí con poco más de dieciséis años, era un buen amigo, en realidad, aunque la vida varios años después separó nuestros caminos, ahí seguía estando como una de las personas más importantes del resto mi vida, Juan Fernández Marín lo define en su doloroso adiós en enero del 2019 así: “Cura, poeta, místico, escritor, amigo, pensador, cristiano cabal… la ficha personal de Antonio López Baeza es admirable, ¡una verdadera maravilla!, un ser auténticamente excepcional”
Escuchemos la palabra de Antonio L. Baeza , que será la que más nos ayude a conocerlo:
«A este mundo todos venimos a aprender a amar y doy testimonio de que el amor y el llanto (íntimamente relacionados entre sí, hasta ser inseparables) son el camino único – un camino en lo imposible- de realización humana».
Dejo aquí los que son con toda probabilidad los últimos versos escritos por Antonio y que resultan un epitafio de su existencia:
Una amistad verdadera (Inédito)
Saber que he de morir,
sin duda, en breve.
Y esperar que, en lo eterno
que nuestra fe promete
-en el abrazo universal con Dios-,
¡tú y yo seamos presentes!

El texto de la poesía anterior aparece en un trabajo publicado en la revista trimestral Iglesia Viva y del portal iviva pagina de Pensamiento crítico y cristianismo
Se puede leer o descargar desde aquí mismo el libro LUZ EN EL TIEMPO (en PDF), o en la web pulsando aquí
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